En la segunda noche de observación las condiciones ambientales fueron también favorables, con la excepción de un período de elevada humedad, en torno a las primeras horas de la madrugada.

Dentro de los objetos observados, cabe destacar particularmente el encuentro en la constelación de Sagitta entre el cometa Garradd C/2009/P1 y el cúmulo globular M71, separados por una minúscula distancia angular de 10 segundos. Dentro de la estructura del cometa, tanto los telescopios como los prismáticos permitían apreciar un núcleo y una coma bien definidos, así como los indicios de la cola.

Simulación realizada con Starry Night

Cúmulo globular M71 y cometa Garradd en la constelación de Sagitta

La ilusión de los dos objetos tan cercanos en el cielo obedece a la coincidencia casual del cometa y el cúmulo en la misma línea de visión. Aunque el tamaño de ambos astros parecía similar, lo cierto es que, mientras el cometa Garradd se hallaba en aquel momento a 1,39 unidades astronómicas de la Tierra, el cúmulo globular M71 se encuentra a 12.000 años luz, esto es, 575 millones de veces más lejos. El efecto sería similar al logrado si colocásemos una moneda de 1 céntimo de euro a algo más de medio metro de nuestros ojos y mirásemos en dirección a la Luna llena, que dista de nosotros 380.000 kilómetros: a pesar de la enorme diferencia de distancias, los diámetros aparentes de la moneda y de la Luna serían más o menos iguales a nuestros ojos.

En la ilustración se muestra cómo la línea de visión del observador situado en la Tierra en dirección a M71 pasa justamente por el punto de la órbita del cometa Garradd en el cual este se hallaba al momento de la observación. Nótese  el trazo de la órbita del cometa, prácticamente perpendicular al plano de la eclípitica.

Línea de visión Tierra – cometa Garradd – M71

Además de la observación visual, varios participantes emplearon sus cámaras fotográficas para obtener imágenes de diversas zonas del cielo, ya que su excepcional calidad hacía obligada la actividad astrofotográfica. Como muestra de ello, presentamos una espléndida fotografía de la región norte de la Vía Láctea obtenida por José María Crisol. Se trata de una suma de imágenes de 6 segundos, empleando una Canon D-450 sin seguimiento alguno.

Norte de la Vía Láctea, por José María Crisol

La observación culminó al borde de la salida del Sol, con un intento de observar el planeta Mercurio. Lamentablemente, la proximidad de este planeta al Sol hizo que el brillo de este al alba impidiese la observación. En cualquier caso, la contemplación de la belleza del crepúsculo matutino desde la cima de Calar Alto, rodeados por las cúpulas del Centro Astronómico Hispano Alemán, fue una experiencia enormemente gratificante para todos los miembros de nuestra expedición.

La Agrupación Magallanes, siguiendo lo que ya es una tradición consolidada, ha organizado su expedición anual a Calar Alto. Esta edición de 2011 se celebra durante el último fin de semana de agosto, coincidiendo con la luna nueva, y en ella participan diez miembros de la Agrupación.

En la primera noche hemos disfrutado de una magnífica sesión de observación, propiciada por un cielo completamente despejado, bajos niveles de humedad y excelentes condiciones de visibilidad. Un grupo de astrónomos aficionados procedentes de la cercana ciudad de Almería coincidió con nosotros en la plataforma de observación, situada a una cota cercana a los dos kilómetros de altitud sobre el nivel del mar.

El instrumental empleado consistió en un reflector dobsoniano Meade Lightbridge de 10 pulgadas, un reflector catadióptrico Meade LX-200 de 8 pulgadas, y unos binoculares astronómicos 25 x 100 dotados de filtros UHC recién adquiridos por la Agrupación al fabricante alemán Teleskop Service.

La observación abarcó tanto objetos del sistema solar (la Luna menguante, los planetas Júpiter y Marte y los asteroides Ceres y Vesta) como objetos de cielo profundo de los catálogos Messier, Caldwell, NGC e IC. Dentro de estos, merece destacar muy particularmente los siguientes:

  • La nebulosa Trífida (M20) vista a través del telescopio LX-200 con filtro nebular O III, que mostraba a la perfección la división de la nebulosa en los tres lóbulos que le dan su nombre.
  • Con el mismo equipo y filtro, la nebulosa del Cisne (M17) que, en palabras literales de nuestro compañero David Chacón, «aparece superbrillante y blanquísima, mucho más espectacular vista al telescopio que la nebulosa de Orión, el Velo, o la Nebulosa Norteamérica».
  • La galaxia de Sculptor (NGC 253) y el cúmulo globular NGC 288 compartiendo el mismo campo de visión en el reflector LightBridge.
  • La nebulosa del Velo con sus dos arcos (C33 y C34), observada a través de los binoculares astronómicos. Aunque, incluso sin usar filtros, este remanente de supernova destacaba claramente sobre el exuberante campo estelar de la constelación del Cisne, el empleo del filtro UHC mejoraba apreciablemente su visibilidad.
  • La nebulosa de Orión (M42), cautivadora siempre, vista mediante cualquiera de los tres instrumentos empleados. Incluso los prismáticos, a 25 aumentos, permitían apreciar las estrellas del Trapecio.
  • La nebulosa Norteamérica (NGC 7000), cuyo contorno podría seguirse detalladamente con los binoculares, especialmente con los filtros UHC activados. La silueta del golfo de México recortada por las nebulosas oscuras que lo circundan nos sorprendió a todos los observadores.
También se obtuvieron algunas imágenes, realizadas sin seguimiento, de las cuales presentamos una muestra tomada por José María Crisol.
En la noche de hoy viernes disfrutaremos de la segunda sesión.