febrero 2011


PROPULSIÓN ESPACIAL

Propulsión espacial es cualquier sistema que permita poner una nave en órbita o, una vez allí, maniobrar para cambiar su velocidad.

En el espacio exterior no existe rozamiento como en la superficie terrestre que nos permite desplazarnos mediante ruedas, por ejemplo. Tampoco es un medio fluido como la atmósfera o el mar en el podemos movernos desplazando el aire o el agua en la dirección contraria a la del movimiento como hacen aviones o barcos con sus hélices.

Todos los sistemas de propulsión se basan en la tercera ley de Newton o Ley de acción y reacción, que dice que: «por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo, éste realiza una fuerza de igual intensidad pero de sentido contrario«.

La mayor parte de los sistemas de propulsión espacial utilizan la expulsión de parte de la masa de la nave en una dirección para que el resto se desplace en sentido contrario.

La ecuación de cohete de Tsiolkovski nos dice que el empuje obtenido es proporcional a la masa eyectada y su velocidad.

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Se llama Materia Oscura a la materia que no emite ni refleja suficiente radiación electromagnética para ser detectada con los medios técnicos actuales pero cuya existencia puede deducirse a partir de los efectos gravitatorios que causa en la materia visible.

Se ha medido la masa total de muchas galaxias y también se ha medido la velocidad a la que giran y parece que lo hacen tan rápido que su masa aparente es insuficiente para mantenerlas sin que se deshagan. Es más, la velocidad de giro de las estrellas es casi constante a partir de cierta distancia del núcleo galáctico e independiente de ésta.  Las estrellas situadas en los bordes galácticos giran casi a la misma velocidad que las que están más cerca del núcleo.

Esto sólo es posible si hay mucha más materia en las galaxias y que está más uniformemente repartida y no concentrada en su núcleo como parece.

Por lo tanto deben tener más masa de la que observamos para que la fuerza centrífuga no acabe por desperdigar las estrellas en todas direcciones. Se calcula que la Vía Láctea tiene unas 10 veces más materia oscura que materia ordinaria.

Lo mismo ocurre con las velocidades orbitales de los cúmulos de galaxias. Son excesivas para las masas que les atribuimos.

De todo ello se deduce que el Universo contiene una gran cantidad de materia que no podemos detectar salvo por su efecto gravitatorio.

Se cree que una parte de la Materia Oscura está constituida por lo que se llaman MACHOs (Massive astrophysical compact halo objects) u objetos astrofísicos masivos de halo compacto, que serian objetos generalmente pequeños que no están asociados a ninguna estrella. Estos serían agujeros negros, estrellas de neutrones, enanas marrones, planetas aislados, incluso enanas blancas y rojas muy débiles.

Otra parte de la Materia Oscura estaría constituida por partículas como los neutrinos y otras más exóticas como los llamados WIMPs (Weakly Interacting Massive Particles) (Partículas masivas débilmente interactivas ). Los neutrinos parecen tener una masa no despreciable y su gran número tendría un efecto gravitatorio importante. Por otro lado los WIMPS, que serían unas hipotéticas partículas que sólo interactuarían con la materia normal mediante la fuerza nuclear débil y la gravedad, serían parecidos a los neutrinos pero con una masa mucho mayor.

Hay astrónomos que creen que la materia oscura no existe. Dicen que la aparentemente excesiva velocidad de rotación de las galaxias podría explicarse si la fuerza de la gravedad aumentara a distancias galácticas.

La materia normal, la que podemos ver, las estrellas, las nubes de gas y el polvo, los agujeres negros, etc. sólo representa el 4% del total de masa-energía del Universo. Se calcula que la Materia Oscura constituye un 22%. El otro 74% restante lo constituye la Energía Oscura.

Pero eso es tema para otro día.