EL VIAJE

El viaje a Marte presenta unas dificultades mayores que el viaje a la Luna. La primera diferencia es su duración. Con la tecnología actual se tarda unos 6 meses en llegar a Marte. Durante ese tiempo los astronautas deben permanecer en un habitáculo reducido y están sometidos a la ingravidez y a una tasa de radiación ionizante bastante alta.

Se han realizado varios experimentos para comprobar la resistencia humana a dichas condiciones y ya hay mucha experiencia acumulada gracias a la estación espacial MIR rusa, al Skylab y sobre todo a la Estación Espacial Internacional.

Otra diferencia con respecto al viaje a la Luna es que, por razones de economía, los viajes de ida y de vuelta no se pueden hacer en cualquier momento si no cuando los dos planetas están en oposición o sea cuando sus órbitas les acercan más. Esto hace que la vuelta haya que hacerla casi inmediatamente o bien hay que esperar unos dos años a que la Tierra y Marte vuelvan a estar en oposición.

Otro gran problema del viaje es la gran cantidad de combustible necesario para hacer la ida y la vuelta. Hay que tener en cuenta que, debido a la duración del mismo, se requiere gran cantidad de agua y víveres para los astronautas. También la gravedad de Marte obliga a reservar mucho combustible para la vuelta. Se ha planteado reducir el combustible en el viaje de ida enviando previamente una o varias naves no tripuladas cargadas de combustible y víveres a Marte que esperarían a la llegada de la nave con los astronautas. Incluso hay una propuesta para enviar dos años antes una nave robotizada que fabricaría combustible y oxígeno para la vuelta a partir del CO2 de la atmósfera marciana, agua del subsuelo y energía solar.